Ferrer Cogollos Abogados Incendio Campanar blog

Tanto de las declaraciones practicadas el pasado día 15 de octubre, como de las practicadas en el día de ayer podemos extraer una primera y evidente conclusión y es que en ningún instante ha existido interés alguno en determinar si en el fallecimiento de las diez víctimas existió algún tipo de actuación negligente o si los fallecimientos pudieron llegar a evitarse, máxime cuando la totalidad de las representaciones procesales de los familiares de los fallecid@s hemos solicitado numerosas diligencias todas ellas encaminadas a dilucidar la presencia o no de algún tipo de actuar negligente, diligencias que se nos han denegado prácticamente en su totalidad y de forma sistemática.

La única preocupación, o el único encargo encomendado tanto a la Brigada de Policía Científica como a la Brigada del Grupo de Homicidios, parece ser que ha consistido única y exclusivamente en descartar si en la causa del incendio existió alguna mano criminal.

Esa peculiar situación ha llevado al absurdo de que los miembros de la Brigada de Policía Científica llegaran a afirmar que en todo caso correspondía al Grupo de Homicidios investigar la propagación y la causa de los fallecimientos y los miembros de la Brigada de Homicidios que dicha labor correspondía a la Policía Científica dado que son cuestiones técnicas que ellos no abordan.

Ello ha supuesto una pérdida de tiempo innecesaria y vital, pues en 7 meses la pelea de las acusaciones lo ha sido frente a un auto de sobreseimiento acordado judicialmente, cuando en realidad no se había practicado diligencia alguna que permitiera descartar negligencia grave en la causa de los fallecimientos, lo que denota como incomprensible el sobreseimiento “ab initio” de las actuaciones.

Lo bien es cierto es que con las declaraciones practicadas queda meridianamente claro que existió una concatenación de circunstancias que llevaron a unos fallecimientos que pudieron evitarse.

En el día de ayer se reconoció un grave error que hasta ahora no había sido públicamente reconocido, pero cuya existencia se evidenciaba en los propios vídeos que circulan en las redes sociales; y es que tras llegar el primer vehículo autoescalera, cuando todavía el fuego estaba únicamente centrado en la vivienda 86 y siendo que dicho vehículo era el que tenía que permitir llevar la manguera a la altura de la cuarta planta para así lanzar el agua de la manguera del vehículo autobomba directamente a los exteriores de dicha vivienda y evitar con ello la propagación, la autoescalera falló y tuvo que ser sustituida.

Ello supuso que todo el tiempo destinado a la colocación idónea del primer vehículo, el tiempo invertido en intentar que la escalera pudiera ser desplegada, percatarse de que era imposible hacer entrar en funcionamiento la misma, llamar a una segunda autoescalera, preparar dicho vehículo en el parque de bomberos, dando por hecho que procederían antes de desplazarse a comprobar si todo funcionaba a la perfección, lo que no hicieron con el primer vehículo autoescalera, el tiempo invertido en poder llegar al edificio de Campanar en un momento de situación de tráfico altamente colapsado y que muchos pudimos sufrir, posicionar nuevamente la segunda autoescalera en el lugar idóneo para poder atacar al incendio.

Todo ello conllevo una pérdida de tiempo vital. De hecho, cuando ya se pudo empezar a lanzar el agua con la segunda autoescalera, el incendio había ya afectado a numerosos inmuebles y a varias plantas y los bomberos se encontraron con la absoluta imposibilidad de poder controlarlo.

Habrá que determinar por qué nada más llegar al edificio los bomberos pudieron llegar a subir a la planta 14ª y si tenían, como así debería de haber sido, la información del posicionamiento de los moradores existentes, dado que en realidad eran solo 5 viviendas en la torre baja (9 de los 10 fallecidos), no procedieron a extraer a dichos moradores en ese primer instante en el que era totalmente viable.

Quedó meridianamente claro que tanto los primeros bomberos que llegaron, como la propia policía, recomendaron a los que iban bajando las escaleras que volvieran a sus domicilios y a los que se encontraban en su interior que no salieran y que colocaran toallas húmedas en puertas y ventanas, cuando en realidad todos aquellos que hicieron caso omiso a estas órdenes lograron salvarse y los que obedecieron, desgraciadamente fallecieron.

A mayor abundamiento dicha orden-recomendación no se compadece con las manifestaciones efectuadas por el Inspector de Policía Científica que claramente manifestó cómo en un incendio de estas características, es inevitable que finalmente las ventanas estallen, circunstancia esta que todos hemos podido apreciar en los vídeos existentes, y, por tanto, ningún sentido tiene poner las toallas indicadas si el fuego nos va a entrar en tropel por la ventana.

Hay que comprender que la sensación que transmite la situación descrita, en mayor medida para unos familiares desgarrados emocionalmente, es que se les ordenó quedarse en su domicilio para posteriormente dejarlos allí a su suerte, cuando en los primeros instantes todos pudimos apreciar como el propio portero de la finca conseguía extraer a números vecinos del inmueble, circunstancia esta que igualmente podría haber acontecido con los que resultaron fallecidos.

Además de todo ello nos encontramos con un edificio, según relató el Jefe de bomberos, que básicamente era una bomba de relojería, unas placas en la fachada que se comportaron como un acelerante en un incendio provocado, dos torres que en realidad eran una porque no existían mecanismos cortafuegos en pasillos con una largaria de más de 40 metros, inexistencia de escaleras de emergencia protegidas, ascensor de emergencia que en realidad era totalmente inútil porque desembocaba igualmente en el vestíbulo, acceso inmediato del fuego del exterior al interior cuando en realidad los materiales de construcción deben de impedir el acceso al interior y el paso entre plantas cuando menos no antes de 120 minutos, unas escaleras muy bonitas visualmente, pero que se comportaron como una chimenea que transmitió el humo, los gases venenosos y el fuego en un tiempo fulgurante.

Resulta significativo que el jefe de Bomberos afirmara que jamás, ni en España, ni en otro país, ha existido un incendio de estas características. De hecho, ni en el incendio de la Torre Grenfell en junio de 2017 que arrasó con el edificio, manifestó el jefe de bomberos que el interior de las escaleras aguantó, cuando en Campanar colapsaron desde el minuto cero, según indicó el declarante.
Es evidente, tras escuchar el testimonio del jefe de bomberos, que nos cuestionemos ¿cómo es posible que un edificio que presentaba tan graves deficiencias tuviera concedida una licencia?

Todas estas dudas y muchas más son las que tienen que ser despejadas durante la fase de instrucción judicial.

Nuestro socio fundador, Miguel Ferrer, como abogado de una de las víctimas, está presente en todo el procedimiento.

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